Fecha: noviembre 28, 2016
Autor: onlyformen
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El priapismo es una erección no deseada y prolongada del pene, que puede ser el síntoma de una enfermedad, y causar daños irreversibles, o graves secuelas como la disfunción eréctil, si no se trata a tiempo.
El priapismo es la erección persistente del pene que no se debe al deseo o estimulación sexual. Este nombre se deriva de Príapo, el dios griego de la fertilidad, la vegetación y la vida agrícola, que era un personaje que se solía representar con un gran falo en erección perpetua y de tamaño desproporcionado, simbolizando la fuerza fecundadora de la naturaleza.
El priapismo no es un problema excesivamente frecuente. En general, hay 1,5 casos por cada 100.000 hombres en un año. En los varones de entre 40 y 50 años esta incidencia aumenta hasta 2,9 casos por cada 100.000 hombres en un año. Puede suceder también en niños, fundamentalmente por una enfermedad genética de la sangre denominada drepanocitosis, ya que dos tercios de los niños con priapismo tienen drepanocitosis.
Hay múltiples causas que pueden producir priapismo, y cuando se consulte por este problema no hay que ocultar ninguna información al médico, incluso aunque sea secundario al consumo de drogas ilegales. Para evitar el priapismo, es conveniente no utilizar ningún tipo de drogas y, sobre todo, no inyectar sustancias sin indicación médica en el pene.
Por su mecanismo de producción hay dos tipos de priapismo, siendo el más frecuente el isquémico, y también el más peligroso, puesto que si no se soluciona a tiempo conlleva como secuela la necrosis de los tejidos de los cuerpos cavernosos del pene, y la impotencia y flaccidez perpetua de este órgano. Además, este síntoma es importante porque puede ser la manifestación de graves enfermedades que requerirán su propio tratamiento.
Cuando el pene está erecto de forma mantenida y prolongada y además duele, no hay duda: se trata de un caso de priapismo. El dolor además suele ser una señal de alarma, un indicativo de que probablemente se trate del tipo isquémico del priapismo, en el que queda la impotencia o disfunción eréctil como secuela. Es importante consultar cuanto antes para poder establecer el tratamiento adecuado de inmediato.
El priapismo puede ser idiopático o primario, cuando no se conoce la enfermedad o causa que lo ha producido. Cuando hay una causa identificable se denomina priapismo secundario. En EE.UU., y en el mundo industrializado en general, el uso de fármacos o inyecciones para la disfunción eréctil supone la causa principal en adultos. En los niños, la causa más frecuente es la drepanocitosis (una enfermedad genética de la sangre).
El priapismo isquémico o de bajo flujo, también llamado anóxico o veno-oclusivo, se puede deber a fármacos inyectables intracavernososos como la papaverina, la fentolamina, o la prostaglandina EI, o a otros de administración intrauretral. También hay medicamentos de uso sistémico que pueden producir priapismo, como algunos antihipertensivos, ciertos fármacos neuropsiquiátricos, anticoagulantes, u hormonas sexuales. Las drogas como la cocaína, sobre todo inyectadas en el pene, también pueden provocar priapismo. También el sildenafilo (Viagra®), o similares, pueden producir esta erección prolongada e indeseada, sobre todo si se excede la dosis recomendada.
También son causa de priapismo isquémico diversos estados de hipercoagulabilidad o protrombóticos, como la mencionada drepanocitosis, pero también la talasemia, la enfermedad de Fabry, diversas vasculitis, los embolismos grasos, o la diálisis. También hay enfermedades neurológicas como las lesiones medulares, el síndrome de cola de caballo o ciertas neuropatías del sistema nervioso autónomo que se pueden asociar a este tipo de priapismo.
Causas más raras de priapismo son la amiloidosis, la gota, la intoxicación por monóxido de carbono, la malaria, la picadura de la araña viuda negra, la asplenia o ausencia de bazo, la actividad sexual extremadamente vigorosa, y las infecciones por Mycoplasma pneumoniae. Los tumores de pene también pueden llegar a producir una infiltración del mismo con priapismo secundario.
El priapismo no isquémico o de alto flujo es menos frecuente, y se debe a una comunicación o fístula entre la arteria cavernosa y los cuerpos cavernosos. Se produce en casos de trauma de pene o de periné, sea por una inyección en la arteria cavernosa o por una contusión. Incluso el trauma perineal que supone el ciclismo puede llegar a producir este tipo de priapismo. Las malformaciones arteriales congénitas son una causa poco frecuente en esta categoría.
El priapismo consiste en una erección del pene mantenida de forma prolongada, durante más de 2–4 horas, en ausencia de excitación sexual.
En el priapismo de tipo isquémico se produce esa erección prolongada con un fallo de la detumescencia, porque la musculatura lisa cavernosa no se relaja y la sangre se queda acumulada en los cuerpos cavernosos. Esto lleva a un síndrome compartimental en el que se produce falta de oxígeno y acidosis del tejido cavernoso. Esta erección es dolorosa y el pene está muy rígido. En estos casos no hay antecedente de traumatismo, el paciente no refiere deseo sexual, y habitualmente acude al servicio de Urgencias alarmado por el dolor, que puede ser muy intenso.
Es fundamental diagnosticar y tratar de forma rápida este tipo de priapismo, porque cuanto más duradera sea la erección más probabilidades hay de que el daño en los tejidos sea irreversible. Si el priapismo dura más de 24-48 horas es cuando el daño comienza a ser irreversible. Se produce una necrosis del tejido cavernoso con aparición de tejido cicatricial. Las secuelas implican la pérdida de la capacidad eréctil hasta en el 90% de los casos de priapismo prolongado.
Adicionalmente el paciente puede tener síntomas por la causa del priapismo: por ejemplo, si ha tomado cocaína estará nervioso, hiperactivo y taquicárdico; en las lesiones medulares habrá síntomas neurológicos habitualmente muy evidentes; en las enfermedades hematológicas puede haber cansancio, fiebre o sangrados; si la causa es tumoral metastásica puede haber síntomas del tumor primario.
El priapismo tartamudeante o recurrente, un tipo de priapismo isquémico que sucede sobre todo en la drepanocitosis (una enfermedad genética de la sangre), se llama así porque son episodios repetidos de erección del pene en ausencia de excitación sexual, y con dolor asociado. La duración de cada erección puede ser más corta. Es frecuente que esta forma suceda por la noche, durmiendo. Con el tiempo estos episodios se pueden ir haciendo más prolongados, hasta un evento de priapismo que no se solucione solo.
El priapismo de bajo flujo o no isquémico no siempre es doloroso, o el dolor es menos intenso; además, la erección es menos rígida. En estos casos, el paciente sí puede haber tenido actividad sexual. Suele haber un historial de traumatismo sobre el pene o el periné. Puede existir un retraso de hasta tres días en la aparición del priapismo después del traumatismo, por lo que hay ocasiones en las que quizá el paciente no se acuerde de entrada del antecedente traumático. Estos casos pueden ser repetidos (por ejemplo, en ciclistas).
El diagnóstico del priapismo en sí es bastante evidente: el pene aparece erecto, muy rígido en el caso del priapismo isquémico, y no se relaja a pesar de la ausencia de actividad o excitación sexual. El hombre con priapismo puede estar muy inquieto por el dolor. La diferencia con una erección normal es que en el priapismo el glande y el cuerpo esponjoso puede permanecer fláccido.
Es muy importante determinar si el priapismo es isquémico o no isquémico. Si hay dudas sobre si se trata de un tipo o de otro, se puede realizar una gasometría de la sangre cavernosa. Si la erección ha durado más de cuatro horas, se saca sangre de uno de los cuerpos cavernosos con una aguja muy fina para minimizar el traumatismo. Es suficiente con 3-5 ml de sangre, que luego se analizará en un gasómetro.
La sangre extraída en los casos de priapismo isquémico es de un color negro y tiene poca cantidad de oxígeno, mucho dióxido de carbono, y además será una sangre acidótica (con un pH bajo). En cambio, en el priapismo de tipo no isquémico la sangre tiene un color rojo, tendrá más oxígeno que dióxido de carbono, y el pH puede ser acidótico, pero en mucha menor cuantía.
Hay que realizar además un análisis de sangre. En las enfermedades hematológicas como la drepanocitosis, la talasemia, o la leucemia, suele haber alteraciones en el recuento de las cifras de las células sanguíneas, o alteraciones en la forma de los glóbulos rojos. También sería importante realizar pruebas de coagulación. Se puede hacer un panel toxicológico si se sospecha del uso de drogas que puedan haber producido el priapismo, aunque lo adecuado sería que el paciente confiara en su médico y le contara los fármacos o drogas que hubiera tomado para ayudar a solucionar el problema. Según la enfermedad que cause el priapismo puede ser necesario realizar otras pruebas como una TC del cuerpo o un electrocardiograma.
La ecografía Doppler se podría utilizar en lugar del análisis de la sangre de los cuerpos cavernosos. En el priapismo isquémico se vería un flujo de sangre mínimo o ausente en las arterias cavernosas. En cambio, en el priapismo no isquémico, el flujo de sangre sería normal o estaría aumentado. Además, con esta prueba se pueden detectar fístulas, pseudoaneurismas, u otras alteraciones anatómicas de la zona, que se podrían visualizar también en una angiografía selectiva del pene si fuera necesario.
Se considera que el priapismo isquémico es una emergencia médica, y requiere de un tratamiento rápido y precoz por parte de un especialista en urología para solucionar el problema de forma rápida y evitar las secuelas a largo plazo en forma de disfunción eréctil. Además del tratamiento específico se deben dar analgésicos, incluso opioides si el dolor es muy intenso.
Se puede esperar como mucho hasta las 3-4 horas de evolución para ver si el priapismo cede solo, pero no más por el riesgo de secuelas. El tratamiento del priapismo que tiene una evolución de menos de 4-6 horas se puede realizar con la descompresión de los cuerpos cavernosos por aspiración (con o sin irrigación con suero) de 5 ml de sangre, para luego administrar una inyección intracavernosa de un fármaco simpaticomimético como la fenilefrina. La inyección del fármaco se realiza cada 3-5 minutos hasta que se resuelve el cuadro, o durante una hora.
Si el tratamiento con aspiración e inyección de simpaticomiméticos no es eficaz, el siguiente paso sería el tratamiento quirúrgico, creando una fístula entre los cuerpos cavernosos y el esponjoso, el glande, o una de las venas del pene.
En los pacientes que tienen un priapismo de larga duración, más de 48-72 horas, se puede realizar la cirugía y en el mismo acto colocar una prótesis de pene, porque se asume que no van a recuperar la función eréctil.
Además del tratamiento del priapismo en sí, se debe tratar la enfermedad que lo ha provocado. En concreto en el caso del priapismo recurrente es importante evitar los episodios repetidos al ser estos cada vez de mayor intensidad.
Es importante el diagnóstico de la causa para poder tratarla de forma adecuada, no sólo el priapismo en sí, que no deja de ser un síntoma de enfermedades en ocasiones muy graves.
El priapismo no isquémico no es una situación de emergencia. Se puede resolver de forma espontánea en algunas horas o pocos días. Si pasado un tiempo no se termina de solucionar, se puede realizar una arteriografía y una embolización de la fístula que produce el cuadro. Otras veces puede ser necesaria la cirugía. En estos casos la aspiración y las drogas simpaticomiméticas inyectadas no son útiles.
Hay muchas formas de priapismo que no pueden ser evitadas. Otras sí: es conveniente no consumir drogas ni inyectarse sustancias sin indicación médica en el pene. Evitar las secuelas del priapismo es lo más importante una vez que se presenta éste. Por ello, si el pene tiene una erección dolorosa, no deseada, y que no se resuelve sola, se debe consultar en Urgencias sin demora.
Fuentes:
– http://seprin.info/
– www.webconsultas.com
– www.plenitudysalud.com